¿Desidia, descuido o confianza?

El sábado fui a una fiesta a la que concurre gente de la “bien”. Todo transcurría en perfecta armonía. Solo un pequeño incidente en el que un pelotudo grandote o un gran pelotudo pulverizo sobre la llama un adminículo con gas que hace ruido. Uno de esos artefactos que usan los mexicanos en los estadios de fútbol. Muy molesto por cierto. Muy. Aun así el normal desarrollo de la fiesta no corría peligro.

Sin embargo, algo tenía que ocurrir. Ese algo ocurrió y me ocurrió a mí.

A esa hora en que se comienzan a distinguir los invitados que no querían ser invitados de los invitados que tienen que quedarse hasta el final aunque no lo quieran. Ahí sucedió todo, a la luz de los anillitos Made in China que tanto divierte a algún tipo de persona (no tengo muy claro a cual). Apoye mi celular sobre la mesa y lo deje descansando mientras alguien que no era yo le sacaba viruta al piso. Hete aquí que mi eslabón con el mundo exterior desapareció. Literalmente fue chupado. Hurtado, para la gente con la idea fija.

Algún inescrupuloso, atorrante, hijo de puta había cortado mi cordón umbilical. Me sentía ultrajado pero eso no iba a quedar así. Me la van a pagar, dije y me fui con pie de plomo a buscar al Métre. Que personajes más simpáticos los métres. Dicen que es un vocablo francés, yo creo que es un “me traes…” afrancesado. En fin, necesitaba no quedarme de brazos cruzados y relatarle el episodio aunque obviamente no iba a servir de mucho. Ni en el más dulce de mis sueños encuentro algo preciado que extravíe en “La Caja de los Objetos Perdidos”. Ni lo voy a hallar cada vez que pierda algo. Casi como la olla al otro lado del arco iris. Pero bueno, igual hay que ir con la frente alta y preguntar. Es una forma de sacarle el respirador al mal trago. Las luces se prendieron y la fiesta termino junto con la esperanza de encontrar lo que para ese momento ya era el Santo Grial.

Ofuscadísimo, le conté la experiencia a mi papá y seguido de un: “que lástima” llegó -en forma de estrellita Ninja- la siguiente máxima universal: “Dejar el celular sobre la mesa es desidia”. Para ese momento no sabía que quería decir pero sabía que no era nada bueno. Seguido de esa verdad absoluta me golpeó por lo bajo asegurando que nadie (léase ningún boludo) deja el celular sobre la mesa. Me alejé entre confundido y enojado. Minutos mas tarde descubriría que desidia es “f. negligencia, falta de cuidado y de interés”.

Que dilema. Creía haber actuado de manera correcta, al menos habitual. De no ser así, descongélenme. ¿De que me perdí? ¿Dónde estaba mientras el mundo comenzaba a alimentarse de objetos ajenos?

Definitivamente algo anda mal. Ese algo esta alterando el sistema y esta cambiando el futuro.

Digamos si a los viejos tomando mate en sillas plegables de playa frente a la puerta de la casa. Si a las Reebok Pump ® paseándose por la calle. Sí a fumar un cigarrillo con las ventanas del auto bajas. Saquémosle la roja a los Rotweillers. Digámosle no a los Dogos asesinos. Sí a los Labradores, salchichas y Bulldogs.

Démosle otra chance a los despistados, distraídos y cabecitas de novias. Terminemos con esta desidia por la vida y por lo ajeno.



Este texto esta dedicado a la bendita memoria del atrevido y sinvergüenza que me hizo reflexionar… que le sirva para llamar al SAME!

1 comentario:

Vulgar dijo...

Sorry, pero SÍ a las Reebook y NO a los salchichas (aunque sea a los perros.)