Reflexiones de viaje

Recién llegado a Granada (Nicaragua) decidí sentarme a escribir mi ya típico diario de viaje. Sin embargo, ese diario nunca vería la luz, quien sí lo haría fue el siguiente texto que surgió, de manera espontánea, para dar lugar a pensamientos y sensaciones que hacía tiempo llevaba adentro mío.

AQUÍ EL TEXTO:

A casi un año del año en que cambio mi forma de ver la vida, vuelvo a dejar mi país, mi gente, mis cosas para sentir otra vez sentimientos que hacia tiempo no sentía. Vuelvo a recordar que la vida esta llena de mundos por descubrir, aromas por sentir y gente por descifrar.
Después de un año teñido por la monotonía y sobre todo bañado de melancolía, recuerdos y mucha nostalgia, vuelvo a sentirme YO. Atrás quedan 12 meses que serán fácilmente olvidados y sin dudas, pasarán a mi memoria simplemente como un aniversario del año que lo antecedió.
Por fin en el espejo puedo ver el reflejo de la persona que supe ser tiempo atrás. En el puedo ver una mirada donde la excitación por lo nuevo y lo desconocido deja en segundo plano esa mirada triste de lo vivido.
Entiendo que la vida continúa y no puedo darme el lujo de aferrarme a momentos de mi vida en que me sentía satisfecho y lleno en todos los sentidos. Pero tampoco concibo el vivir en un mundo de responsabilidades, compromisos y rutinas sin destino, apartándome por completo de la posibilidad de crecer en lo personal y alejándome de lo que yo entiendo por el concepto de VIDA.
En lo personal fue un año bastante difícil, de reencuentros con mis cosas, con odiosas rutinas, pero también con gente que me quiere y me apoya. En mi contra, debo decir que el tiempo que yo creía necesario para dejar atrás las huellas de lo vivido, se extendió más allá de lo esperado.
Con todo el dolor y el pesar del alma, y con mucha objetividad, debo decir que si bien no concibo la vida de la gente que me rodea en mis viajes, tampoco concibo este mundo en que estoy obligado a vivir, ese mundo basado en cosas impuestas por la sociedad, el entorno, la familia, los amigos.
Llevo mi imaginación a límites lejanos para intentar así encontrar un punto de equilibrio entre lo obligatorio, los compromisos y el disfrutar y aun así no lo logro hallar.
No encuentro la forma de apartarme de lo que me imponen los que me rodean y poder así, sin presiones, lograr un perfecto equipo, en perfecta armonía entre las responsabilidades y la posibilidad de crear cada día un nuevo día, cada día una nueva aventura.